El consumo anual mundial de fibra textil es de más de ochenta millones de toneladas y tiene una tasa de crecimiento del 3% por año, directamente relacionado con el aumento de la población mundial y con el crecimiento de consumo textil per cápita. Los sectores de confección y de mobiliario han sido durante años los principales consumidores de materiales textiles, pero hoy en día, gracias a la innovación y a la transferencia de tecnología, como resultado de los avances científicos y tecnológicos, los textiles están encontrando una serie de aplicaciones mucho más amplias en sectores altamente diversificados como la ingeniería civil, el transporte, la agricultura, la protección médica, el deporte, etc.

El creciente número de aplicaciones, junto con el crecimiento del consumo per cápita, hace que la industria textil tenga que hacer frente a la necesidad de minimizar el impacto ambiental derivado de la producción de fibras, tanto naturales como artificiales, y de su proceso de fabricación, con un análisis del ciclo de vida del producto, para ayudar a reducir el volumen de residuos y avanzar en una economía circular. En este contexto, estos nuevos requisitos hacen que también en el sector textil se necesiten perfiles profesionales capaces de responder a estos nuevos requerimientos. Especialmente para los sectores de la confección y del mobiliario, el diseño siempre se ha considerado un elemento importante para el éxito de muchos tipos de productos, en particular en los aspectos estéticos. Hoy en día, en un mercado globalizado, en un escenario competitivo diferente, frente a la fuerte competencia de los productores de países con bajos costes laborales, el diseño está asumiendo un nuevo papel que, junto con la evolución de los materiales, es de crucial importancia: la innovación en el material no está llevando solamente a una mejora de la calidad funcional de la industria textil, sino que también está favoreciendo un aumento en el potencial creativo de la fase de diseño.

Gracias al diseño es posible interpretar y transformar ideas desarrolladas a nivel tecnológico dando lugar a los productos que se lanzarán en el mercado y serán capaces de satisfacer las necesidades cada vez más específicas del consumidor que cada día demanda más y más productos sostenibles . Vivimos en una época en la que se utilizan los recursos de la tierra más rápido de lo que pueden ser regenerados, y todos los actores involucrados en las distintas etapas del sistema de producción deben contribuir a crear las condiciones para obtener un bajo impacto ambiental en la producción. Esta contribución también debe venir de los que operan en la fase de diseño de nuevos productos. Una contribución que no tenga en cuenta únicamente los requisitos estéticos o funcionales, sino que también estudie la fase de selección de materiales, los procesos de producción y la planificación de su uso, basándose en el conocimiento, el desarrollo y la aplicación de directrices para una mayor producción sostenible, en términos de recursos utilizados, de reducción de la energía, de consumo de agua y de emisiones y, finalmente, teniendo en cuenta la importancia del desarrollo de una economía circular.